¡Hola mis amores! Es un placer compartir con ustedes el primer artículo de mi propio blog, un espacio donde exploraremos juntos esos misterios que nos definen.
Quise iniciar escribiendo sobre algo que todos tenemos, pero que a menudo se convierten en un desafío personal: nuestras creencias. Terminan siendo como ese amigo invisible que siempre va contigo, susurrándote cosas al oído, para bien o para mal.
Hace seis años, para un hermoso congreso en Brincoformación en el que participé, escribí sobre cómo nuestras creencias moldean nuestra realidad. Hoy, retomo ese hilo, pero con un giro: la resistencia al cambio.
¿Te ha pasado que la vida te lanza una curva inesperada –un despido, una enfermedad, o el apocalipsis zombie que nunca esperabas– y sientes que algo dentro de ti se niega a avanzar? ¡Bingo! Esa es la resistencia, y su origen, créeme, está más cerca de lo que imaginas.
La ciencia cuántica nos dice que somos co-creadores de nuestra realidad. Es decir, tú y yo, con cada pensamiento, estamos fabricando el mundo que vemos.
Imagina que tienes unas gafas con filtros de colores.
Si tus filtros son "limitantes" ("soy malo para esto", "conseguir dinero es difícil", "todos los hombres son iguales", "las mujeres son unas interesadas", "ser autónomo es lo peor"), todo lo que veas a través de ellas tendrá ese matiz, la misma energía con la que se ha creado el pensamiento; por lo tanto, cuando lo inesperado irrumpe, esas gafas se empañan, y te aferras a lo conocido, aunque no te funcione.
Es como intentar usar un paraguas en un desierto: ¡no tiene sentido!
¿De dónde vienen esas voces internas que nos resisten?
Nuestras creencias son como el software de nuestro cerebro.
Se instalan sin que nos demos cuenta, desde que éramos renacuajos en el útero, pasando por la infancia, la adolescencia, y cada tropiezo o victoria de la vida.
Son esas "verdades" absolutas que damos por sentadas: "todos los hombres son iguales" (¡ay, madre!), "ganar dinero es muy difícil" (quizás por eso tu cartera siempre está a dieta), o "la adolescencia es terrible" (y luego te preguntas por qué tu hijo adolescente parece sacado de una película de terror).
Estas creencias, sobre todo las limitantes, se convierten en el ancla que nos frena en medio de la tormenta. Si tu creencia es "el dinero no cuelga de los árboles", ¿qué pasa cuando necesitas un árbol de dinero? ¡Tu mente te sabotea!, es como tener un cartel luminoso en la frente que dice "Bloqueado por creencias limitantes".
Y, sinceramente, es bastante gracioso ver cómo nos complicamos la vida por algo que nosotros mismos hemos creado, inclusive de forma inconsciente a través de nuestras interpretaciones de los hechos.
El arte de cuestionar y crear tu propia realidad
La buena noticia es que estas anclas invisibles pueden ser cortadas.
El primer paso es la autoobservación. Escucha lo que te dices a ti mismo. ¿Es un diálogo de superhéroe o de víctima?
Nuestros pensamientos y la forma en que los expresamos son el reflejo de nuestras creencias, por lo tanto si algo te molesta, te hace ruido o no te gusta en tu realidad, ¡bingo otra vez!
Hay una creencia esperando ser cambiada o reescrita.
Es como una vieja aplicación en tu teléfono que ya no funciona:
¡Es hora de actualizarla!
Recuerda:
CREER y CREAR se conjugan igual en primera persona: YO CREO. Así de simple y profundo.
Miguel de Unamuno decía: "Creer es crear". Y es cierto. No manifestamos lo que ya hemos visto, sino lo que somos capaces de VER en nuestra mente, en nuestras creencias. Para eso, es necesario CUESTIONAR.
¿Te has parado a pensar si esa "verdad" que llevas contigo es realmente tuya o la heredaste?
Es hora de abrir la mente, explorar nuevos mapas y, con un poco de humor, reírte de esas viejas creencias que te impedían volar. Al fin y al cabo, la vida es demasiado corta para no crear la realidad que realmente queremos.
Comparte este artículo con quien piensas que puede servirle para algo positivo
Abrazos del alma!
HOLA!
Soy Helena Contramaestre
Psicoterapeuta, coach y mentora emocional.
Acompaño a personas altamente sensibles, en procesos de cambio, duelos y reinvención a reorganizar su mundo interno con calma, claridad y propósito.
Personas que necesitan un espacio emocionalmente seguro para reconstruirse y renacer
ÚNETE A MI LISTA DE CORREO ELECTRÓNICO
Creado con © systeme.io